Como movimiento, el “plogging”, una práctica que combina el ejercicio al aire libre con la recogida de residuos nació en Suecia en 2016 y se expandió a nivel internacional a partir de 2018.
Pero desde que llegué a Corea en 2011 ya me sorprendió ver cómo “cuadrillas de gente” armadas con simples bolsas y unas pinzas extralargas de metal, salían después del almuerzo a limpiar el parque mientras daban un paseo.

Aunque, a decir verdad, por aquel entonces nunca vi runners recogiendo basura. En Corea el plogging como tal eclosionó en plena pandemia, y desde 2020 y 2021 cada vez más personas, cansadas de ver basura en su ruta de ejercicio, se suman a esta nueva modalidad deportiva “con bolsas de basura”, y luego comparten las fotos de su actividad en las redes sociales.
Hay un club especialmente activo llamado “Sseujubbin”, que en coreano es el acrónimo de “personas que recogen basura”. Esta agrupación surgió en noviembre de 2020 como un pequeño movimiento online que animaba a esta práctica en las redes.

Pero cada vez empezó a interesarse más gente y en primavera de 2021 convocaron el primer encuentro presencial en las ciudades de Seúl, Busan y Jeju, aunque los ploggers del mismo barrio o ciudad ya quedaban regularmente para recoger basuras.
Además, cada semana convocan charlas o lecturas en grupo sobre protección medioambiental, con tan buena acogida que ya puede hablarse de un movimiento nacional.

La basura o residuo con el que más frecuentemente topan en sus recorridos son colillas de cigarro, uno de los grandes responsables de la contaminación medioambiental, pues los filtros están hechos de acetato de celulosa, que precisa unos diez años para descomponerse.

Al final, suelen llegar a los ríos y al mar, donde liberan micro plásticos y sustancias tóxicas, como nicotina y formaldehído, que los peces consumen. Finalmente, el círculo se cierra y esos elementos nocivos aparecen en nuestra mesa.

Según datos del Ministerio de Medio Ambiente de Corea, a nivel nacional cada día la gente arroja a las calles unos 12 millones de colillas, y hasta 0,7 toneladas de micro plásticos llegan al mar cada día.
Los integrantes del club “Ssujubin” comenzaron a movilizarse para resolver el problema. Por ejemplo, impulsaron una campaña para despertar la conciencia de la gente, y en colaboración con un fabricante, diseñaron una bolsita que facilita a los fumadores guardar los restos del cigarro el bolsillo, para depositarlos en un lugar adecuado.

También convocaron una rueda de prensa frente a uno de los mayores fabricantes de tabaco, para exigir el uso de filtros biodegradables. No voy a echar sermones a los fumadores sobre su salud, pero al menos llévense sus colillas. ¡Gracias!