Recuerdo que cuando era pequeño y había que ir a comprar cerveza, mi madre siempre me mandaba a la bodega con las botellas de cristal vacías, y al retornar los cascos el bodeguero daba una pequeña cantidad a cambio. No era mucho, pero lo suficiente como para que mereciera la pena retornar el vidrio.
Algo así han implementado recientemente en Corea, en un intento por disminuir el uso de recipientes desechables. El país se ha convertido en un elefantiásico consumidor de café, y como muchas de las bebidas se ordenan “para llevar”, todos esos vasos – normalmente con tapa de plástico- van directos a la basura y generan millones de residuos diarios.

A a partir del 10 de junio, cafeterías y restaurantes de comida rápida cobrarán por cada vaso para llevar, según una enmienda a la Ley de Reciclaje que en concreto afecta a cadenas de cafeterías, restaurantes, panaderías y locales de comida rápida con 100 o más tiendas en todo el país, incluido Starbucks. Según anunció el Ministerio de Medio Ambiente, afecta a unas 38.000 tiendas, que cobrarán 300 wones – un cuarto de dólar- por cada vaso de plástico para llevar.
Se estima que esas fraquicias usan 2.300 millones de vasos de plástico o papel desechables al año y espera que esta medida ayude a reducir el volumen de residuos, que ha aumentado tremendamente por la pandemia. Pero los clientes podrán retornar los vasos usados en cualquiera de esas franquicias – al margen de donde hicieran la compra- y obtener el reembolso de esos 300 wones.
El depósito se devolverá en efectivo o directamente a la tarjeta o la cuenta bancaria al devolver el vaso mediante una app. Cada vaso tendrá un código de barras único para que los consumidores puedan escanearlo en las máquinas de depósito instaladas en cada tienda, y recibir el reembolso.