A medida que el estilo de vida sin contacto y el distanciamiento social se convirtieron en nueva normalidad desde que el coronavirus llegó en 2020, las bibliotecas inteligentes ganan popularidad pues mucha gente prefiere un servicio de préstamo de libros sin personal.
Las bibliotecas inteligentes originariamente surgieron para mejorar el acceso de las personas a los libros, y es frecuente verlas en todo tipo de espacios, como estaciones de metro, pero su uso aumentó con la pandemia.

Según informó en 2022 el Ministerio de Cultura, Deportes y Turismo, las bibliotecas inteligentes a cargo de la cartera superaron 1,24 millones de préstamos en 2020, un 62,6 % más que en 2019.
La demanda de bibliotecas inteligentes aumenta cada año y todo apunta a que cada vez tendrá más usuarios, incluso si pasa la pandemia, por lo que las autoridades fomentan su uso y planean instalar 38 más durante 2022, hasta llegar a un total de 132 bibliotecas inteligentes.

Los gobiernos municipales también se han sumado a esta corriente y, por ejemplo, la provincia de Gyeonggi anunció hace poco que instalará 15 bibliotecas inteligentes durante este año para tener un total de 110 bibliotecas sin personal. Y localidades como Daegu, Daejeon, Gwangyang y Seosan también han confirmado que abrirán nuevas bibliotecas inteligentes este año.

En este contexto, destacan iniciativas como la de la ciudad de Seongnam, al sur de Seúl, que está llevando el servicio de bibliotecas inteligente a otro nivel.

Desde marzo la ciudad ha instaurado una “biblioteca móvil” que, subida a un vehículo autónomo, lleva libros a distintas zonas, siendo la primera experiencia piloto de este tipo en el país. El vehículo ofrece unos cien títulos y se desplaza por las orillas del arroyo Tan.
Seongnam también planea activar un servicio de entrega de libros mediante drones.

Baek Won-keun, a cargo del Instituto de Investigación del Libro y la Sociedad, explica que el auge de las bibliotecas inteligentes y de otros servicios de préstamo de libros sin contacto, como envíos con dron o mediante automóviles sin conductor, es un paso positivo pues el país observa un declive de lectura de libros.

Incluso años anteriores surgieron iniciativas como el Book Bank, que dapositaba una pequeña cantidad en la cuenta de los sucriptores por cada libro leido.

Por otra parte, Baek descarta que las bibliotecas sin personal vayan a quitar trabajo a los bibliotecarios y considera que el papel de las bibliotecas hoy día es atraer a gente normal – no usuarios de bibliotecas- a estas instalaciones para fomentar la lectura.

De hecho, en 2020 las bibliotecas públicas solo abrieron 187 días, dato notablemente inferior a los 294 días del año anterior, según el Ministerio de Cultura, y el promedio de visitantes por biblioteca pública solo llegó a 76.431 en 2020, un 69,5 % menos que en 2019.

Las bibliotecas locales no solo prestan libros, sino que actúan como centro comunitario cultural que ofrece programas de actividades, papel que no pueden desempeñar las bibliotecas inteligentes, además de albergar muchísimos más títulos, pues las bibliotecas inteligentes solo ofrecen entre 300 y 500 libros.
Una encuesta del Ministerio de Cultura refleja que el porcentaje de la población adulta que lee libros disminuyó un 47,5 % en 2020, 8,2 puntos porcentuales, mientras que el promedio anual de lectura fue de 4,5 libros en 2020, tres libros menos que en 2019.