Gafas a medida con 3D

Creo que compré las gafas que llevo en Taiwán allá por 2015, por lo que podría decirse que ya están amortizadas. Llevaba tiempo mirando y, buscando buscando, me topé con una tienda que no solo ofrece una experiencia futurista, sino que marca “un antes y un después” para los usuarios de gafas.

Aunque lanzaron la marca hace un tiempo, es la primera vez que veo “gafas a medida”, y además por tallas. ¿Qué? ¿Tallas de gafas? Os explico. Nada más entrar, te ponen frente a un arco negro que básicamente escanea tu cabeza y recrea tu rostro en 3D.

Luego te presentan el resultado – spoiler: si no sueles mirarte de perfil te espera toda una sorpresa, jaja- y tras dar tu consentimiento, te empiezan “a probar gafas” pero sin probarte ninguna.

Además, te dan detalles o medidas de tu cabeza que ni sabías que existían, o al menos a mí nunca me habían medido con precisión milimétrica la distancia entre cejas, la distancia entre la nariz y los ojos, o de la sien hasta la oreja, zona sobre la que va la patilla, etc.

Tras ser informado de un montón de datos que “considero irrelevantes”, y pedirte tu consentimiento para guardar esa información en su sistema, mediante Big Data procesan los datos y el sistema – en base a la experiencia de compra de otros clientes- te recomienda qué tipo de gafas, colores, etc. te pueden quedar mejor, además de tu talla. Aunque todo son recomendaciones, claro, porque al final todo va en gustos y el cliente elige.

Cuando me dijeron lo de la talla me quedé loco, porque parecía que estaba comprando unas zapatillas. Ahora ya sé cuál es mi talla de gafas. Después de probarme varios modelos virtualmente, decido entre dos o tres modelos, aunque todo es “customizable” (colores, patillas, soportes para la nariz, etc.).

De ahí pasamos a otra sala, donde unas máquinas ultramodernas te hacen un completo chequeo de la vista. Esta parte me resulta más familiar, con la excepción de que todo vestigio de “algo analógico” ahora es digital. Además, estas  máquinas te dan otro montón de datos sobre tus ojos y los problemas de vista que padeces. Tras un completísimo examen, volvemos a la sala inicial, donde con un modelo previamente elegido y los datos de la graduación en la mano, bueno en la tablet, te presentan un “universo de lentes”, donde la customización es igualmente amplísima.

Te ofrecen cristales de varios tipos, en base al uso que quieras dar a las gafas o a tus prioridades; incluso de distintas nacionalidades, y obviamente distintos precios. Aquí agradecí especialmente que no “intentaran colarme las más caras”, como normalmente hacen en todas las ópticas, sino que el optometrista realmente se empolló mi prescripción y me recomendó lo que mejor pensaba que podría encajarme, en base al rendimiento principal de las gafas.

Me dejó boquiabierto el grado de personalización. Por ejemplo, uno de mis ojos tiene una forma caprichosa. Pues bien, puedes optar por los cristales más comunes que suelen fabricar en serie, como solía ser hasta ahora, o bien pedir que te hagan uno totalmente modulado a tu patología concreta. Aunque no recuerdo la terminología exacta, como te enseñan todo en gráficos, puedes verlo todo con calma y luego decidir.

Al final no opté por la personalización máxima porque subía demasiado, y además el técnico me dijo que si había llevado cristales estándar toda mi vida, en mi caso apenas notaría la diferencia, pero vamos, para los súper tiquismiquis, o para aquellos que realmente tengan un problema con esto, hay soluciones.

También me sorprendió gratamente que, en vez de las clásicas opciones cerca/lejos, progresivas/bifocales, me recomendaran un nuevo tipo de lente llamada “office”, pensada para los que estamos todo el día pegados a una  pantalla, que ofrece un enfoque a media distancia, pero también nitidez al mirar el móvil.

En lenguaje de “andar  por casa”, es como ir a comprar un traje a Zara o Massimo Dutti o hacerte “uno a medida”. Pero más allá de resolver el problema de la visión, y como usuario de gafas de toda la vida, es la experiencia más avanzada que he tenido al comprar unas gafas, que además imprimen en 3D reciclando materiales. Tras vivir de primera mano el proceso, entiendo que esta marca ganara un premio a la Innovación en CES 2022, aunque más allá de la marca en sí, lo que vi fue “el futuro de las ópticas”. Igual esté sistema ya está en otros países, pero en los últimos años al menos no he visto nada parecido ni en España, ni en Corea, ni en otros países de Asia, por eso me parece un “game changer”.

En fin, que como podéis imaginar, estoy deseado que me las gafas den para “ver qué tal”, nunca mejor dicho. Eso sí, es “slow-food”, jaja. En contra de la inmediatez a que nos tienen acostumbrados las ópticas coreanas, pues en lo que te tomas un café ya tienes listas tus gafas, estas “gafas a medida” las confeccionan con calma en el “sastre de gafas” y tardan dos semanas en dártelas. Pero estoy casi seguro de que la espera merecerá la pena, pues coincido plenamente con su eslogan: “Good Things Take Time!”

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