Más de la mitad de los veinteañeros surcoreanos afirman que no quieren tener hijos, quizá preocupados por el enorme gasto que conlleva la paternidad.
Según una reciente encuesta del Instituto de Desarrollo de Corea (KDI), un 52,4% de los jóvenes coreanos dijo que no desea tener hijos después de casarse.
Ese dato supone un claro incremento respecto al 29,1% registrado en un sondeo similar hace cinco años.
En cambio, un 28,3% de los encuestados confesó su intención de tener hijos tras el matrimonio, casi 7 puntos porcentuales más que en el sondeo previo.
Esta tendencia refleja un cambio de percepción entre los jóvenes coreanos, pues han dejado de considerar tener hijos como una obligación, sino como una opción.
No en vano, un informe de Jefferies Financial Group (JEF), un banco de inversión estadounidense, confirma que el ratio entre la manutención de los hijos y la renta per cápita de Corea del Sur figura entre los más elevados del mundo.
Corea afronta un problema de disminución de natalidad que poco a poco se acentúa y se cronifica, pues muchos jóvenes renuncian a casarse y a tener hijos en un contexto de prolongada desaceleración económica prolongada, y ante la escalada de precios de los bienes básicos y de la vivienda.
De hecho, la tasa de fertilidad en Corea del Sur, es decir, el promedio de hijos por mujer durante su vida registró un mínimo histórico en 2021, con un porcentaje inferior a 1 hijo por mujer, dato que refleja la sombría situación demográfica del país.

En consecuencia, el descenso de la fertilidad podría derivar en una grave disminución de la población en edad de trabajar, y llegar a afectar al crecimiento económico.
En sintonía, el número de matrimonios también ha disminuido, pues en 2021 se casaron unas 193 mil parejas, un 9,8% menos que el año anterior, y el mínimo desde que comenzaron a recopilarse datos relacionados en 1970.