En 2018, la reducción del número de horas laborales por semana empezó a transformar la vida de los surcoreanos, al limitar el máximo semanal de 52 horas laborables en empresas de más de 300 empleados.
La medida fue considerada entonces como el primer paso para eliminar la arraigada cultura de extenuantes jornadas laborales del país, así también la reputación de Corea de ser una sociedad donde el trabajo tiene excesivo protagonismo.
Entonces, pasaron a establecer un máximo de 40 horas básicas y 12 horas extra, horario notablemente inferior al previo que permitía 28 horas extra, es decir, hasta 68 horas laborales por semana.