Uno de los platos que más me sorprendió al llegar a Corea fue éste: mulnaengmyeon (물냉면). Estábamos en una barbacoa comiendo carne y alguien pidió un plato de fideos, lo cuál ya me sorprendió bastante. No sé, en lo que a mezcla de platos respecta era un poco chocante.
Me quedé boquiabierto cuando vi llegar un bol con unos fideos nadando en hielo. Mi sorpresa culminó cuando alguien tomó unas tijeras – al no usar cuchillos en la barbacoa coreana siempre hay unas tijeras a mano- y los cortó como si fueran hilos de una madeja. Triple sorpresa.

Al principio recuerdo que no se me antojaba ni probarlos, pero la curiosidad me pudo y me sorprendió todo: su sabor, su textura y, sobre todo, lo que se agradecía su frescor con el calor de la barbacoa. Ahora se han convertido en uno de mis platos favoritos durante todo el año, incluso en el frío invierno.
Pero son especialmente refrescantes en los calurosos días de verano, pues con la humedad de Corea el calor se multiplica por tres. Realmente siento su efecto refrescante en el cuerpo, y ese caldo frío me resulta totalmente adictivo: es sabroso y aunque predomina el sabor agrio tiene un punto dulce. Eso sí, yo los tomo sin gochujang, la pasta roja de chile picante, pero… eso es opcional. ¡Simplemente irresistible!